Introducción

Muchas personas piensan que el aumento de grasa y la pérdida de peso es todo sobre recuento calórico y fuerza de voluntad: comer menos y ejercitarse más.

Yo pensaba iguaI. Fue lo que me enseñaron durante la escuela de medicina y residencia.  

Ingesta de calorías (menor a ) Eliminación de Calorías = Pérdida de peso.

Resulta que, esa forma de pensar es inadecuada basada en investigación de obesidad moderna..  

Tu peso es controlado, a gran escala, por hormonas, las cuales están dramáticamente influenciadas por la calidad de su nutrición, y en menor proporción por la cantidad de comida que consumes.

Las hormonas determinan el nivel de hambre, nivel de saciedad, cómo y dónde se almacena la grasa y cómo y dónde quema grasa. Niveles no óptimos de estas hormonas están vinculadas no solo a la obesidad, pero a inflamación crónica, enfermedades del corazón, diabetes y más.

La interacción entre estas hormonas es complicado, especialmente durante la menopausia.

Afortunadamente, encontrar el balance correcto entre las hormonas que luchan contra la inflamación, aumento de peso y obesidad es bastante simple y basado en nutrición.

El problema con el aumento de peso a mediana edad no es tan simple como engordar un par de libras. El problema más grande es donde se distribuye esa grasa en el cuerpo. Las mujeres tendemos a almacenar grasa en nuestros muslos y caderas cuando somos jóvenes, y luego esta grasa cambia hacia el abdomen en el inicio de la perimenopausia.

La grasa en el abdomen (llamada grasa visceral) no se encuentra debajo de la piel, pero, en realidad rellena el espacio entre los órganos y sobre los intestinos. A diferencia de la otra grasa que se encuentra en el cuerpo, la grasa visceral produce hormonas y otras sustancias que causan inflamación, incrementa la resistencia a la insulina y también incrementa su riesgo de padecer cáncer.

Desafortunadamente, los patrones de deposición de grasa se refleja en riesgos a nuestra salud. Nuestra grasa superficial conlleva riesgos a la salud menores, a parte de impactar nuestro psique y nuestras articulaciones. La grasa visceral alrededor de nuestros órganos internos y vasos sanguíneos producen las proteínas inflamatorias que generan riesgos de obesidad mayores.

Estas células grasa intra-abdominal directamente afectan el hígado y están vinculadas con el síndrome metabólico con un riesgo alto de diabetes mellitus, colesterol alto y lípidos, y resultantes enfermedades cardiovasculares.


Existen importantes cambios en el estilo de vida que las mujeres tienden a adoptar mientras atraviesan la menopausia: tienden a ejercitarse menos que otras mujeres, la masa muscular naturalmente declina con la edad – entonces sin ejercicios de resistencia, la composición de tu cuerpo tiende a inclinar a más grasa, menos músculo, lo que hace que tu metabolismo sea lento (El promedio declina 5% por década).

Si una mujer continúa comiendo, como normalmente lo hace durante la transición de la menopausia ella aumentará de peso, y será en su mayoría grasa visceral.

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